PENSAR
EN TI ANTES QUE EN MÍ
Los grandes estados temen ante
la organización civil, ante la capacidad de influencia que estos puedan tener. Sienten
temor por perder el control y que se hagan más fuertes las estructuras humanas,
que solo tratan de apaciguar el invertebrado de una sociedad fracturada. ¿Pero
cuánto lograrán resistir?…
La confluencia de voces
críticas son acalladas con acciones de doble moral. Las personas se reúnen y se
ponen los lentes especiales con los que observan las circunstancias que ponen
al límite al ser racional, saben que la mirada es crítica y resolutiva a la vez,
que debe ser de acciones y no de omisiones, una mirada que emprenda a
dignificar y salvar la estabilidad de naciones enteras. Pero grandes monstros
de asfalto someten las intenciones sobajándolas y dañando las entrañas de las
pocas buenas intenciones.
Unos se mueven por el bien y a
favor del otro, pactan con sangre el compromiso que tienen con la situación, y
colaboran humanamente en pro de pequeños cambios, reflejados en el andar de la
vida cotidiana, en la convivencia entre vecinos, en la atención a niños y
jóvenes vulnerados, en el buen día a la señora que va pasando, en el te ayudo
en una situación difícil, en la tolerancia de esperar tu turno, en decir
gracias. Acciones minúsculas que engrandezcan el engranaje de la razón de
quienes son conscientes de la existencia de los demás.
Y entonces me pregunto por
aquel niño que en su desarrollo cognitivo no aprende a reconocer el significado
de solidaridad. Probablemente crecerá desconociendo y evadiendo adversidades a
su paso, caminará en la oscuridad pensando en banalidades, descubriendo
adicciones, atesorando la estructura hueca de cemento y ladrillo, viendo por su
bienestar y encerrándose en muros que no lo dejen pensar. ¿Quién será el que guíe
el molde para agregar sensibilidad y conciencia?
La cultura es el pilar de
aprendizajes y costumbres que basados en hábitos nos preparan para trabajar por
aquel que desconocemos, sin retribuciones, tan solo por la armonía anhelada, la
libertad y el gozo de sentirse parte del todo. Seres que en su interior quieren
y pretenden una buena convivencia, como dice Martin Luther King un “aprender a
vivir como hermanos” para no perecer juntos como tontos.
No reaccionemos llorando y
sufriendo de lejos. Sirvamos como soporte para apaciguar el dolor de la
inconciencia. Construyamos ideales que
cubran como manto la inmensidad de las almas en espera de reconocimiento, de saber quiénes somos y qué ofrecemos, de pensar
en ti antes que en mí.