martes, 5 de febrero de 2013

GEOGRAFÍA Y MEDIO AMBIENTE- DEMONIO DE TASMANIA


ESCUELA PREPARATORIA OFICIAL ANEXA A LA NORMAL DE SULTEPEC

PROFESOR: Antonio Trujillo Hernández
ALUMNA: Rosario Margot Gorostieta Aguilar
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                                                       GEOGRAFÍA Y MEDIO AMBIENTE

 
INTRODUCCIÓN.

La inquietud por relacionarnos con el medio ambiente, es lo que me impulsa a realizar una investigación autoecológica, ya que está centrada en estudiar a una sola especie, de la que muy pocos saben y desean saber, tanto de su existencia así como  cada una de sus características que lo hacen ser especial, dentro de un entrono des involucrado y despreocupado por su biodiversidad ecológica y geográfica, y de la especifica relación que existe entre los seres vivos con su medio ambiente. Es por ello que esta investigación esta dedicada a lo que se puede conocer como Demonio de Tasmania o Diablo de Tasmania y que a lo largo de las paginas estaremos conociendo y descubriendo a una especie única, porque es entonces cuando le tomamos importancia a lo que nos rodea y hace sentirnos parte de algo que si no se preserva en cualquier momento pude ser destruido, y por supuesto nos convertiríamos en nada, porque todos tenemos la responsabilidad de cuidar a lo que llamamos casa, que en este caso será nuestro medio ambiente, la tierra que alberga seres que hacen un todo y que  merecen la consideración de cada uno de nosotros, porque nosotros sin ellos no somos nada, porque es como un engrane si una pieza falla todo el engrane se descompone, entonces colapsa.
Les invito a que juntos descubramos la importancia de esta especie en el medio ambiente.

PRESENTACIÓN.

Porque pretendo que esta investigación no solo sean hojas de un compendio más, me enfocare a tomar conciencia por mí misma, empezare por descubrir yo misma, lo que implica ser parte de un ecosistema, de un todo, porque solo pretendo serlo, pero no le doy la verdadera importancia, porque quizá no conozco y por tanto no puedo ser consciente de lo que tengo y de lo que me rodea, mucho menos ser responsable de alguien más sino lo soy con migo misma, por otro lado me gustaría que mis compañeros conozcan de mi especie y que juntos descubramos de su importancia y por su puesto yo conocer de la suya.
Que juntos conozcamos de un mundo misterioso y de quien habita en él, ya pienso es importante del cambio de un todo y no de unos cuantos para obtener algo verdaderamente grande.
Es por ello que este trabajo contiene todas las características más específicas del demonio de Tasmania, así como de donde es, a que ecosistema pertenece, cuál es su reproducción, su anatomía; como estas características entre otras más estaremos  analizando.
Porque si el hombre desea crecer en pensamiento entonces debe conocer más para opinar y desarrollar capacidades que por el momento desconoce. Así que los exhorto a que conozcan del Sarcophilus harrisii, una especie misteriosa, extraña entre tantas y fascinante de conocer para otros, por el gran misterio que este encierra en su nombre.


DESCRIPCIÓN.
Demonio o Diablo de Tasmania. 

Pertenece al reino animal es un vertebrado ya que posee columna vertebral, es de clase mamífero y de orden es un marsupial que quiere decir que se caracterizan por un corto desarrollo en el útero materno y completar gran parte del crecimiento agarrados a las glándulas mamarias del interior de la bolsa marsupial o marsupio, es por ello que también pertenecen a la familia de dasiúridos; una familia de marsupiales carnívoros, de cola peluda no prensil (no sirve para agarrarse de ella), propios de Australia y Tasmania. Por lo tanto reciben el nombre científico de (género y especie) Sarcophilus harrisii.

DESCRIPCIÓN DEL ANIMAL.
Es un animal negro y bigotudo, armado de una impresionante dentadura (los molares están desarrollados de modo que puedan triturar los huesos); su cola es gruesa y levemente curvada hacia abajo; las patas anteriores tiene aspecto de manos previstas de vigorosas garras; carece del primer dedo en las patas posteriores; sus orejas son casi transparentes. Posee una fuerza excepcional.
La longitud del cuerpo oscila entre 52 y 80 cm. La cola mide de 23 a 30 cm. y pesa entre 4.1 y 11.8 Kg. La única especie viviente es negra o pardusca y tiene manchas blancas en la garganta o en otras partes del cuerpo (costados y rabadilla).
El hocico es de color rosa blanquecino.
Es un animal que cada vez que va a cazar o se enoja, los ojos se le ponen algo rojos y tiene una mirada aterradora. Se caracteriza por su desagradable olor, por su grito muy fuerte e inquietante, así como por su ferocidad cuando se alimenta.

TIPO DE ALIMENTACIÓN.
Son carnívoros y herbívoros, ya que comen roedores, lagartos, ualabís (que son muy parecidos a un canguro), ovejas, aves de corral y todo tipo de animal pequeño, además de carroña así como mamíferos nativos, ratas canguro y potorúes, peces, frutas, materia vegetal, insectos, renacuajos, ranas y reptiles.
A veces roban zapatos y los muerden inspeccionan rebaños de ovejas olfateando las a unos 10 o 15 m de distancia y atacan si la presa está enferma.
Pueden correr a 25 km/h una distancia de 1,5 km. Existen informes de que pueden desarrollar una media de 10 km/h durante largos períodos de tiempo en varias noches a la semana, y que corren largas distancias antes de sentarse y permanecer inmóvil durante hora y media, hecho que ha sido interpretado como evidencia de depredación emboscada.
En ocasiones pueden cavar para buscar cadáveres enterrados. Generalmente empiezan a comer por el sistema digestivo de los animales muertos, la parte más blanda de su anatomía, y a menudo se introducen en la cavidad resultante mientras comen.
Por término medio, ingieren cada día aproximadamente el 15% de su peso corporal, aunque pueden comer hasta el 40% de su peso corporal en 30 minutos si se da la oportunidad.
Pueden eliminar por completo todos los restos de un animal más pequeño, devorando incluso los huesos y la piel si lo desean. Los diablos se han ganado la gratitud de los agricultores de Tasmania, ya que la velocidad con la que se deshacen de un cuerpo ayuda a prevenir la expansión de insectos que podrían dañar su ganado.
Se sabe que los jóvenes en ocasiones se suben a los árboles; además de pequeños vertebrados e invertebrados, los jóvenes suben a los árboles para comer larvas y huevos de aves; también se les ha visto capturando aves.
Está comprobado que la alimentación es un evento social para el diablo de Tasmania; esta combinación de animal solitario que come en comunidad hace del diablo un caso único entre los carnívoros.
Gran parte del carácter ruidoso atribuido a estos animales es como resultado de su estridente alimentación comunal. Esta conducta ha sido interpretada como un aviso a otros demonios para que participen en la comida, evitando así que los alimentos se pierdan por la podredumbre y se ahorra energía.
La cantidad de ruido se correlaciona con el tamaño de la pieza. [. . ]Los demonios comen con arreglo a un sistema. Los jóvenes son activos al anochecer, por lo que tienden a llegar a la fuente de alimento antes que los adultos.  Por lo general, el animal dominante come hasta que se harta y se va, luchando contra todos los candidatos mientras tanto; los derrotados se retiran con el pelo erizado y la cola erecta, y el dominante los persigue y les muerde por detrás cuando puede.
Existen estudios que evidencian que realizan unos veinte gestos distintos durante su alimentación, entre los que se encuentra su característico bostezo amenazante y once vocalizaciones diferentes que usan para comunicarse mientras se alimentan.
Generalmente establecen su dominio solo mediante un sonido y una postura determinada, aunque también se producen luchas.
Sus excrementos son muy grandes en relación a su tamaño corporal, con un tamaño medio de unos 15 cm y con muchas deposiciones de 25 cm; son por lo general de color grisáceo debido a los huesos ingeridos.

SU REPRODUCCIÓN.

Se dice que las hembras comienzan a reproducirse cuando alcanzan la madurez sexual, generalmente a los dos años de edad. A partir de este momento, son fértiles una vez al año, produciendo múltiples óvulos  mientras hace calor.  Como las presas son más abundantes en primavera y a principios de verano, el ciclo reproductivo del diablo comienza en marzo o abril, para que el final del período de destete coincida con una mayor abundancia de alimentos a disposición de los jóvenes.  La gestión es de aproximadamente 21 días.
El apareamiento tiene lugar generalmente entre febrero y marzo, aunque estudios recientes lo sitúan entre febrero y junio, y lo realizan en las guaridas o lugares resguardados durante el día y la noche. Los machos luchan por las hembras durante la época de cría, y las hembras se aparean con el macho dominante.
Las hembras pueden ovular hasta tres veces en un período de 21 días, y la cópula puede durar cinco o incluso ocho días. No son monógamos (en que el macho solo se aparea con una hembra), quiere decir que las hembras copulan con varios machos si no las vigilan después del apareamiento; los machos también copulan con varias hembras durante la temporada.
Los machos pueden engendrar hasta dieciséis crías durante su vida, mientras que las hembras promedian unas cuatro temporadas de apareamiento y paren unas doce crías; La tasa de embarazo es alta; hay registros indicando que un 80% de las hembras de dos años de edad, tenían crías en sus marsupios durante una temporada de apareamiento.
La gestación dura 21 días, y dan a luz a 20–30 crías que, como en los marsupiales en general, se encuentran en un estado de desarrollo muy incompleto, casi fetal, cada una con un peso aproximado de 0,18-0,24 gr. Al nacer, las patas delanteras ya tienen dedos bien desarrollados y con garras; a diferencia de muchos marsupiales, las garras de los recién nacidos no son deciduas (no se reemplazan).
La hembra solo dispone de cuatro pezones, por lo que tras el nacimiento la competencia es feroz cuando pasan desde la vagina, en un flujo de moco pegajoso, hasta alcanzar el marsupio, ya que solamente cuatro podrán alimentarse Una vez dentro de la bolsa, cada uno de ellos permanece unido a un pezón durante los siguientes cien días.
Por término medio sobreviven más hembras que machos, y hasta el 60% de las crías no sobreviven y alcanzan la madurez. Por lo general tienen tres o cuatro crías en el primer año de reproducción, y menos el segundo y tercer año; muy pocos diablos se reproducen durante cuatro años.

En una aparente respuesta a la reducción de la competencia intraespecífica a causa de la enfermedad de los tumores faciales que asola a estos animales, las hembras en las regiones con mayor incidencia de la enfermedad ahora son más propensas a reproducirse con tan sólo un año de edad; la enfermedad también ha llevado a que la temporada reproductiva sea menos definida, con nacimientos que se producen en cualquier momento a lo largo del año. Las camadas nacidas de madres con esta enfermedad tienen más crías hembras que machos.
Cuanto Llegan A Vivir.
Pueden vivir de 7 años a 8 años

DESCRIPCIÓN BREVE DE SU COMPORTAMIENTO.

Posee una fuerza excepcional, sólo comparable a su coraje y su aspecto que puede ser todo, menos tranquilizador, sobre todo cuando se enfrenta a un adversario bufando y con la boca amenazadora abierta.
Su nombre es debido a la agresividad que demuestra cuando es molestado.
Es un animal de hábitos nocturnos, pasa la mayor parte del día en el interior de sus madrigueras o entre la espesura de la vegetación.

DISTRIBUCIÓN Y HÁBITAT.

Los diablos se encuentran en todos los hábitats a la isla de Tasmania, incluidas las afueras de las zonas urbanas, y su área de distribución se extiende por todas las zonas continentales tasmanas y a la pequeña isla de Robbins (situada al norte, y que se comunica con Tasmania durante las mareas bajas).
Su hábitat principal se sitúa en la zona de |precipitaciones entre bajas y moderadas del este y noroeste de Tasmania, con preferencia hacia los bosques esclerófilos secos y zonas boscosas costeras. Aunque no se encuentren en las zonas de mayor altitud de la isla, y su densidad de población es baja en las llanuras herbáceas del suroeste del estado, su población es elevada en los bosques esclerófilos secos o mixtos y brezales costeros.
Prefieren el bosque abierto al bosque denso y los bosques secos a los húmedos. También se encuentran cerca de caminos o carreteras donde sea frecuente encontrar animales atropellados, a pesar de que a menudo sean los propios demonios los que mueren víctimas de los vehículos mientras se están alimentando de la carroña en la carretera.[Según el Comité Científico de Especies Amenazadas, su versatilidad implica que la modificación o destrucción de su hábitat no se vea como una de las principales amenazas para la supervivencia de la especie.
El demonio de Tasmania se encuentra ligado directamente a Dasyurotaenia robusta, un céstodo clasificado como «Raro» bajo la Ley de Protección de Espacies Amenazadas de Tasmania de 1995; este parásito acintado sólo se encuentra en los demonios.

MEDIO DONDE HABITA.

Terrestre. Vive en la Penumbra del bajo bosque y sólo vive en la Isla de Tasmania.

TIPO DE ECOSISTEMA DONDE SE ENCUENTRA.

Zonas de bosque y sotobosque.
Clima tropical, con calor continuo y lluvias abundantes que caen sobre todo en verano.

DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DE LA ESPECIE.

Sureste de Australia en la Isla de Tasmania.

CARACTERÍSTICAS DEL MEDIO FÍSICO.

Luz, temperatura, humedad, etc…
Su relieve, el más montañoso de todos los estados, pone de manifiesto el hecho de que la región forma parte geológicamente de la gran cordillera divisora en el continente Australiano. El monte Ossa con 1, 617 m de altitud, es la cima más alta de Tasmania que se eleva desde la meseta central. Una red de lagos y ríos enlaza la superficie montañosa.
La isla cuenta con una numerosa especie de plantas autóctonas.
El clima de la isla es estable, templado y húmedo.
El demonio de Tasmania puede vivir en indiferentes ecosistemas, las características del ambiente son diversas.

COMPORTAMIENTO DE LA ESPECIE.

El demonio es una especie clave en el ecosistema de Tasmania.
Es un cazador nocturno y crepuscular, y pasa las horas diurnas entre arbustos densos o en un agujero. Se ha especulado sobre la posibilidad de que haya adoptado sus hábitos nocturnos para evitar la depredación por parte de las águilas y los humanos. Los jóvenes son predominantemente crepusculares. No existen evidencias de que en algún momento entren en estado de letargo.
Los demonios de Tasmania no forman manadas, sino que pasan la mayor parte de su tiempo a solas una vez destetados.
A menudo utilizan tres o cuatro guaridas con regularidad; aprecian especialmente las construidas con anterioridad por wombats para utilizarlas como madrigueras para la cría, debido a su seguridad. También utilizan como guaridas lugares con vegetación densa cerca de riachuelos, matas de hierba gruesa y cuevas. Los adultos usan las mismas guaridas toda la vida. Dado su aprecio por una guarida segura, se cree que algunas pueden haber sido utilizadas durante varios siglos por varias generaciones de animales.
La temperatura ambiente afecta a su termorregulación y comportamiento. Con temperaturas ambientales entre 5 y 30 °C, los demonios pueden mantener una temperatura corporal de entre 37,4 y 38 °C. En un estudio realizado, cuando la temperatura se elevó a 40 °C, y la humedad al 50%, su temperatura corporal se elevó rápidamente 2 °C durante 60 minutos, pero después disminuyó de forma constante hasta la temperatura inicial a lo largo de dos horas y permaneció así durante dos horas más; durante este tiempo, el diablo bebió agua y no mostró ningún signo visible de incomodidad, lo que llevó a los científicos a considerar que la refrigeración por evaporación y la sudación serían sus medios primarios de disipación térmica.
Un estudio posterior encontró que los diablos jadean, pero no sudan para liberar calor

MECANISMOS DE ADAPTACIÓN.

Entra en actividad sobre todo por la noche para protegerse de sus enemigos y tener más fuerza y seguridad para atacar, además por su visión nocturna para poder atrapar a sus presas. Su pelaje es negro o pardusco para que no sea distinguido en la noche.

GENÉTICA.

Creyendo que era un tipo de oposum, el naturalista George Harris, que ya había presentado con anterioridad el tema en la Sociedad Zoológica de Londres, publicó su primera descripción en 1807 como Didelphis ursina, al apreciarle algunas características similares a un oso, como las orejas redondeadas. Sin embargo, ese nombre binomial ya se había utilizado para describir al uómbat común (posteriormente reclasificado Vombatus ursinus) por George Shaw en 1800, por lo que dicho nombre no podía ser utilizado. En 1838 un espécimen fue clasificado como Dasyurus laniarius por Richard Owen, pero hacia 1877 lo trasladó a Sarcophilus. En 1841 el naturalista francés Pierre Boitard le asignó su nombre actual, Sarcophilus harrisii, en honor a Harris.
Una revisión posterior de la taxonomía del diablo, publicada en 1987, proponía cambiar la denominación de la especie a Sarcophilus laniarius, basándose en el registro fósil descubierto en el continente, pero de solo unos pocos animales; sin embargo esta propuesta no fue aceptada por la mayoría de la comunidad taxonómica, y S. harrisii se mantiene y S. laniarius se considera una especie fósil.
Los primeros exploradores europeos de Tasmania lo llamaban «cachorro de Belcebú», en referencia a esta deidad, príncipe del infierno y ayudante de Satanás, impresionados por sus chillidos nocturnos. En el mismo sentido, y por la errónea consideración de este animal como feroz e implacable, en el siglo XIX se le asignaron nombres como Sarcophilus satanicus (amante de la carne satánico) y Diabolus ursinus (oso diabólico).
El demonio de Tasmania pertenece a la familia Dasyuridae. El género Sarcophilus contiene otras dos especies, conocidas sólo por restos fósiles del Pleistoceno: S. laniarius y S. moomaensis. Las relaciones entre las tres especies no están claras. Los análisis filogenéticos muestran que S. harrisii es el más estrechamente relacionado con los cuoles.
Se cree que las raíces de los marsupiales australianos se remontan a decenas de millones de años, cuando la mayor parte del actual hemisferio sur formaba parte del supercontinente de Gondwana; se estima que los marsupiales tienen su origen en lo que ahora es Sudamérica y emigraron a través de la Antártida, que por entonces tenía un clima templado. Al producirse la degradación del suelo, se cree que los marsupiales se adaptaron a la flora más básica de Australia.
Según el zoólogo David Pemberton, los posibles antepasados del diablo puede que se vieran en la necesidad de subir a los árboles para obtener alimento, lo que conllevó un aumento de su talla y el desplazamiento a saltos de muchos marsupiales, y también especuló que estas adaptaciones pueden ser la causa de peculiar modo de andar de los demonios de Tasmania.
El linaje específico del diablo de Tasmania se considera que pudo haber surgido durante el Mioceno, y las pruebas moleculares sugieren una separación de los antepasados de los cuoles hace entre 10 y 15 millones de años, cuando se produjo un importante cambio climático en Australia, transformando el clima cálido y húmedo en una edad árida y de hielo seco que causó extinciones masivas.
Como la mayor parte de sus presas murieron a causa del frío, sólo sobrevivieron algunos carnívoros, entre los que se encontraban los antepasados del cuol y el tilacino. Se especula que el linaje del demonio puede haber surgido en ese momento para llenar un nicho ecológico en el ecosistema, como un limpiador que eliminaba la carroña resultante de la alimentación selectiva del tilacino. El extinto Glaucodon ballaratensis del Plioceno ha sido considerado como una especie intermedia entre el cuol y demonio.[]
En los depósitos fósiles de piedra caliza de Naracoorte, Australia Meridional, datados como pertenecientes al Mioceno, se encontraron especímenes de S. laniarius que eran aproximadamente un 15% más grandes y un 50% más pesados que los demonios modernos.
Se encontraron especímenes más antiguos, de unos 50-70 000 de edad, en Darling Downs (Queensland) y en Australia Occidental. No está claro si el diablo moderno evolucionó de S. laniarius, o si ambos coexistieron; Richard Owen abogó por esta última hipótesis en el siglo XIX, basándose en fósiles encontrados en 1877 en Nueva Gales del Sur. Grandes huesos, atribuidos a S. moornaensis, se han encontrado en Nueva Gales del Sur, y se ha conjeturado que estas dos especies extintas de mayor tamaño pueden haber sido cazadores y carroñeros. Se sabe que había varios géneros de tilacinos hace millones de años, con especies de distintos tamaños, donde las más pequeñas estaban más dotadas para el forrajeo.
Dada las similitudes entre el demonio y el tilacino, la extinción la extinción de géneros coexistentes de tilacinos se ha citado como prueba para apoyar una historia análoga para los demonios. Se ha especulado que el menor tamaño de S. laniarius y S. moornaensis les permitió adaptarse a las condiciones cambiantes con mayor eficacia y sobrevivir durante más tiempo que los tilacinos.
Dado que la extinción de estas dos especies se produjo cuando los humanos ya habitaban Australia, la caza y la tala por parte de los humanos también se citan como posibles causas. Los críticos de esta teoría señalan que como los indígenas australianos sólo desarrollaron búmerans y lanzas para la caza hace unos 10 000 años, una caída importante en las poblaciones debido a la caza sistemática es poco probable; también señalan que las cuevas habitadas por aborígenes contienen una baja proporción de huesos y pinturas rupestres de demonios, lo que podría ser una indicación de que no formaban parte significativa del estilo de vida indígena. Por otra parte, un informe científico de 1910 afirmó que los aborígenes preferían la carne de los herbívoros más que la de los carnívoros. Otra de las principales teorías sobre la extinción apunta a que fue a causa del cambio climático provocado por la época glacial más reciente.
Mientras que los dingos están considerados como la principal causa para la desaparición de los demonios del continente, otra teoría afirma que la causa fue la creciente aridez del continente, y que la población de Tasmania no se vio tan afectada ya que el clima se mantuvo frío y húmedo; de acuerdo con esta teoría, el dingo habría sido solo una causa secundaria.
Como el diablo es el pariente más cercano del tilacino, se ha especulado sobre la posibilidad de revivir al extinto tilacino mediante la combinación de ADN tomado de muestras de estos animales existentes en los museos, con óvulos de diablos actuales.
El genoma del demonio de Tasmania fue secuenciado en 2010 por el Instituto Sanger de Cambridge. Al igual que todos dasiúridos, el demonio tiene 14 cromosomas. Tienen una baja diversidad genética en comparación con otros marsupiales y carnívoros placentarios australianos. Los brotes de cáncer facial están produciendo un aumento del endocruzamiento (cruzamiento interno o consanguíneo). Una subpoblación de demonios en el noroeste de la isla es genéticamente distinta de otros demonios, pero no hay un intercambio entre los dos grupos.

ES UNA ESPECIE EN PELIGRO DE EXTINCIÓN.

Definitivamente está en riesgo de extinguirse. Afortunadamente ya hay personas que están trabajando para conservar a esta especie puesto que se perfila posible a raíz que científicos hayan desentrañado las claves de los tumores que diezman la especie y la ponen en peligro.

El enigma de este extraño cáncer es menor desde que un equipo de expertos encabezado por la bióloga Janine Deakin de la Universidad Nacional Australiana comparó el genoma de un demonio o diablo de Tasmania sano con el de un ejemplar afectado por esta rara dolencia, que se propaga rápidamente mediante contacto.

Los investigadores hallaron "que varios fragmentos importantes de los cromosomas habían sido mezclados como un rompecabezas que se ha armado de la manera incorrecta", según un comunicado divulgado por la Universidad.
Antes, en un estudio publicado en febrero de este año en la revista científica PLOS Genetics, el equipo de Deakin reveló que los tumores que afectan al demonio de Tasmania (Sarcophilus laniarius) evolucionan lentamente y han variado muy poco desde su aparición.

"Es algo inusual porque el cáncer generalmente, en el caso del cáncer humano, evoluciona rápidamente y hay grandes diferencias entre el tumor original y la metástasis", explicó Deakin.

La jefa de la Escuela de Investigación Biológica de la Universidad destacó que mediante la investigación "hemos confirmado que el tipo de tumor que contraen los ejemplares de diablo de Tasmania es genéticamente muy estable".

Según los expertos, una eventual extinción de este animal causará un desequilibrio en el ecosistema de Tasmania ya que supondrá un aumento considerable de la carroña en las zonas selváticas de la isla y permitirá la multiplicación de las llamadas especies invasoras.

LA ESPECIE MUERE POR TUMORES CANCERÍGENOS.

En la actualidad, el diablo únicamente habita en estado salvaje en áreas de la isla de Tasmania y en varios centros especializados creados en el continente para aislar a ejemplares sanos de los animales afectados por la enfermedad.
La alarma saltó a mediados de la década de 1990 cuando se detectó que este animal moría a causa de un tumor cancerígeno facial que afecta sólo a esta especie.
Los expertos estiman que el 70 por ciento de los ejemplares de demonio de Tasmania mueren antes de alcanzar los 18 meses de vida a causa del cáncer y de los cambios en el ecosistema producidos sobre todo por la introducción de especies invasoras, como la del zorro rojo.

El diablo de Tasmania, que a menudo contrae la dolencia a través de las heridas que se producen en peleas con ejemplares infectados, comienza a manifestar síntomas visibles de este cáncer con la aparición en la boca de tumores que aumentan de tamaño hasta causar unas deformaciones que impiden al animal comer para sobrevivir.

Este carnívoro está incluido en el listado nacional de Australia de animales en peligro de extinción y también en la lista roja de Naciones Unidas por considerar que en un plazo de 25 a 35 años puede desaparecer si antes no se encuentra una cura al cáncer que diezma la especie.

El estudio servirá de modelo para investigaciones del cáncer en humanos.

El siguiente paso de los científicos australianos es descifrar el origen y las causas de la enfermedad, no sólo para salvar a este animal de la extinción, sino también con el fin de que su estudio aporte avances en la investigación del cáncer en los humanos.

"El cáncer que afecta al demonio de Tasmania va a ser un modelo para estudiar varios tipos de cáncer que padecen los humanos porque es estable, se desarrolla lentamente y proporciona una mejor oportunidad para hallar particularidades que no se aprecian al estudiar el cáncer en el ser humano porque todo pasa muy rápido", enfatizó.

En general, el cáncer no es contagioso porque las células cancerígenas son distintas entre los afectados y cuando son transmitidas son rechazadas por el sistema inmunológico.
Observado por primera vez en 1996, el tumor facial de los demonios de Tasmania (Devil facial tumour disease, DFTD) ha devastado la población de esta especie, con una reducción estimada de más del 60% de sus individuos entre 1996 y 2010. La costa occidental y el noroeste del estado son las únicas zonas donde los diablos se mantienen libres de esta enfermedad. Los diablos infectados mueren a los 12-18 meses tras la infección.
Los primeros síntomas dela DFTD son lesiones y protuberancias alrededor del hocico que degeneran en tumores cancerígenos, esparciéndose por la cara y el resto del cuerpo. Los tumores entorpecen la alimentación de los demonios, al punto que éstos mueren por inanición. La extensión a otros órganos, con metástasis sistémica, e infecciones adicionales también son una causa común de muerte. El cáncer puede invadir el corazón, y los tumores son capaces de disolver partes del cráneo.
La enfermedad es un ejemplo de cáncer transmisible, esto es, que es contagioso y pasa de un animal a otro. Los científicos quitan los animales enfermos y ponen en cuarentena a los diablos sanos por si la población salvaje llegara a desaparecer. Como los diablos de Tasmania tienen unos niveles muy bajos de diversidad genética y una mutación cromosómica única entre los mamíferos carnívoros, son más propensos al cáncer infeccioso.
Las poblaciones salvajes de demonios de Tasmania están siendo estudiadas para seguir la expansión de la enfermedad y para identificar cambios en su prevalencia. Esta vigilancia incluye atrapar demonios en áreas definidas para verificar la presencia de la enfermedad y determinar el número de animales afectados. Al visitarse la misma área repetidamente se puede caracterizar la expansión de la enfermedad en el tiempo. Se ha establecido que los efectos a corto plazo de la enfermedad pueden ser desastrosos.
El seguimiento a largo plazo en múltiples zonas será esencial para establecer la persistencia de la enfermedad y si las poblaciones se podrán recuperar de ella. El trabajo de campo permite verificar la efectividad del método de combate actual, que consiste en atrapar y sacar de su medio a los ejemplares contaminados. De esta forma, se intenta lograr que más diablos sobrevivan hasta la edad de reproducción.
Un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences el 27 de junio de 2011, aconseja escoger un grupo de cría genéticamente diverso, definido por secuenciación de su genoma, como medida para su conservación. En 2011, se consideró que esta actuación costaría unos once millones de dólares

CONSERVACIÓN.

Ampliamente distribuido a lo largo del continente australiano durante el Pleistoceno, había disminuido y quedó restringido a tres poblaciones relictas a mediados del Holoceno, hace aproximadamente 3000 años. Algunas pinturas rupestres y un único resto fósil encontrado cerca de Darwin indican la existencia de una población septentrional, y restos encontrados en el sudeste indican una población al sudeste, que se extendía desde el margen este del río Murray a las inmediaciones de Port Phillip, en Victoria; esta población se extendía por el norte de Victoria y Nueva Gales del Sur. El incremento del nivel del mar durante el Holoceno también contribuyó a la separación de poblaciones en Tasmania. El tercer grupo estaba localizado al sudoeste de Australia Occidental, aunque los restos fósiles de esta ubicación han resultado controvertidos.
Al igual que otros muchos animales nativos, los antiguos demonios eran de mayor tamaño que sus descendientes actuales. En 1972 se encontró un diente de diablo al pie de un acantilado cerca de la ciudad de Augusta, en Australia Occidental, y lo dataron como de una antigüedad de 430±160 años, un dato utilizado y citado en numerosas ocasiones desde entonces.
 Sin embargo, el arqueólogo australiano Oliver Brown ha puesto en entredicho ese dato, indicando que la incertidumbre de los autores sobre los orígenes del diente pone en dudas su edad, especialmente teniendo en cuenta que otros restos siguen datados hasta la fecha como de 3000 años de edad.
Las causas de su desaparición del continente no están claras, pero parece que su decadencia coincide con la expansión por el continente de los dingos y los aborígenes australianos. Sin embargo se desconoce si la competencia con los dingos, la caza directa o los cambios causados por la creciente población humana, quiénes hace 3000 años ya utilizaban todo tipo de hábitats a lo largo del continente, o una combinación los tres factores; los demonios ya habían coexistido con los dingos en el continente durante aproximadamente 3000 años.
 Brown también ha propuesto que el importante cambio en los patrones de movimiento durante el Holoceno de las corrientes marinas en la zona intertropical, que al diablo, como carroñero con una vida útil corta, podría ser muy sensible a este cambio. En Tasmania, donde no había dingos, los marsupiales carnívoros todavía eran activos cuando llegaron los europeos al continente. Se conoce la exterminación del tilacino tras de la llegada de los europeos, pero el demonio de Tasmania también se vio amenazado.
Los tilacinos se alimentaban de diablos, y los diablos atacaban a jóvenes tilacinos, y los diablos pueden haber precipitado la extinción del tilacino. Mientras existió el tilacino, aparte de los diablos que cazaban, también pueden haber ejercicio presión sobre los medios de supervivencia del diablo, compitiendo por las guaridas y los escasos alimentos.  Se ha especulado que los diablos pueden haberse vuelto más predadores y ocupado áreas de acción más grandes para llenar la vacante dejada por el tilacino.
La alteración del hábitat puede dejar expuestas las guaridas donde las madres crían a sus jóvenes. Esto aumenta la mortalidad, ya que la madre dejaría la desprotegida guarida con sus pequeños sujetos a la espalda, haciéndolos más vulnerables.


El cáncer en general es una causa común de muerte en esta especie. En 2008 se encontraron altos niveles de productos químicos potencialmente cancerígenos entre los demonios. Los resultados preliminares de las pruebas solicitadas por el gobierno de Tasmania sobre los productos químicos encontrados en el tejido graso 16 diablos mostraron altos niveles de polibromobifenilos (BB153) y niveles «razonablemente altos» de decabromodifenil éteres (BDE209).
Posiblemente debido a epidemias, se han producido al menos dos importantes caidas de población de esta especie, una en 1909 y otra en 1950. En los años 1850 ya se calificó como escaso.
Es difícil estimar el tamaño real de la población de diablos. A mediados de la década de 1990, se calculaba una población de 130 000-150 000 individuos, pero es probable que haya sido una sobreestimación. El Departamento de Industrias Primarias y Agua de Tasmania en 2008 estimó su población total entre 10 000 y 100 000, de los que entre 20 000 y 50 000 serían individuos maduros. Los expertos estiman que el diablo ha sufrido un descenso de más del 80% de su población desde mediados de la década de 1990 y que sólo alrededor de 10 000-15 000 permanecen en su hábitat natural a partir de 2008.
En 2005 la especie fue clasificada como vulnerable de acuerdo con la Ley de Protección de Especies Amenazadas de Tasmania, y en 2006 con la Ley Protección del Medio Ambiente y Conservación de la Biodiversidad de Australia, lo que significa que estaría clasificado como en «término medio» de peligro de extinción. La UICN en su Lista Roja clasificaba al diablo de Tasmania como especie bajo preocupación menor en 1996, pero en 2009 lo reclasificó como especie en peligro de extinción.














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