ESCUELA PREPARATORIA OFICIAL ANEXA A LA
NORMAL DE SULTEPEC
PROFESOR: Antonio Trujillo Hernández
ALUMNA: Rosario Margot Gorostieta Aguilar
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GEOGRAFÍA Y MEDIO AMBIENTE
INTRODUCCIÓN.
La inquietud por relacionarnos
con el medio ambiente, es lo que me impulsa a realizar una investigación
autoecológica, ya que está centrada en estudiar a una sola especie, de la que
muy pocos saben y desean saber, tanto de su existencia así como cada una de sus características que lo hacen
ser especial, dentro de un entrono des involucrado y despreocupado por su
biodiversidad ecológica y geográfica, y de la especifica relación que existe
entre los seres vivos con su medio ambiente. Es por ello que esta investigación
esta dedicada a lo que se puede conocer como Demonio de Tasmania o Diablo de
Tasmania y que a lo largo de las paginas estaremos conociendo y descubriendo a
una especie única, porque es entonces cuando le tomamos importancia a lo que nos
rodea y hace sentirnos parte de algo que si no se preserva en cualquier momento
pude ser destruido, y por supuesto nos convertiríamos en nada, porque todos
tenemos la responsabilidad de cuidar a lo que llamamos casa, que en este caso
será nuestro medio ambiente, la tierra que alberga seres que hacen un todo y
que merecen la consideración de cada uno
de nosotros, porque nosotros sin ellos no somos nada, porque es como un engrane
si una pieza falla todo el engrane se descompone, entonces colapsa.
Les
invito a que juntos descubramos la importancia de esta especie en el medio
ambiente.
PRESENTACIÓN.
Porque pretendo que esta
investigación no solo sean hojas de un compendio más, me enfocare a tomar
conciencia por mí misma, empezare por descubrir yo misma, lo que implica ser
parte de un ecosistema, de un todo, porque solo pretendo serlo, pero no le doy
la verdadera importancia, porque quizá no conozco y por tanto no puedo ser
consciente de lo que tengo y de lo que me rodea, mucho menos ser responsable de
alguien más sino lo soy con migo misma, por otro lado me gustaría que mis
compañeros conozcan de mi especie y que juntos descubramos de su importancia y
por su puesto yo conocer de la suya.
Que
juntos conozcamos de un mundo misterioso y de quien habita en él, ya pienso es
importante del cambio de un todo y no de unos cuantos para obtener algo
verdaderamente grande.
Es
por ello que este trabajo contiene todas las características más específicas
del demonio de Tasmania, así como de donde es, a que ecosistema pertenece, cuál
es su reproducción, su anatomía; como estas características entre otras más
estaremos analizando.
Porque
si el hombre desea crecer en pensamiento entonces debe conocer más para opinar
y desarrollar capacidades que por el momento desconoce. Así que los exhorto a
que conozcan del Sarcophilus harrisii, una especie misteriosa, extraña entre
tantas y fascinante de conocer para otros, por el gran misterio que este
encierra en su nombre.
DESCRIPCIÓN.
Demonio
o Diablo de Tasmania.
Pertenece al reino animal es un vertebrado ya que posee
columna vertebral, es de clase mamífero y de orden es un marsupial que quiere
decir que se caracterizan por un corto desarrollo en el útero materno y
completar gran parte del crecimiento agarrados a las glándulas mamarias del
interior de la bolsa marsupial o marsupio, es por ello que también pertenecen a
la familia de dasiúridos; una familia de marsupiales carnívoros, de cola peluda
no prensil (no sirve para agarrarse de ella), propios de Australia y Tasmania.
Por lo tanto reciben el nombre científico de (género y especie) Sarcophilus
harrisii.
DESCRIPCIÓN DEL ANIMAL.
Es
un animal negro y bigotudo, armado de una impresionante dentadura (los molares
están desarrollados de modo que puedan triturar los huesos); su cola es gruesa
y levemente curvada hacia abajo; las patas anteriores tiene aspecto de manos
previstas de vigorosas garras; carece del primer dedo en las patas posteriores;
sus orejas son casi transparentes. Posee una fuerza excepcional.
La
longitud del cuerpo oscila entre 52 y 80 cm. La cola mide de 23 a 30 cm. y pesa
entre 4.1 y 11.8 Kg. La única especie viviente es negra o pardusca y tiene
manchas blancas en la garganta o en otras partes del cuerpo (costados y
rabadilla).
El
hocico es de color rosa blanquecino.
Es
un animal que cada vez que va a cazar o se enoja, los ojos se le ponen algo
rojos y tiene una mirada aterradora. Se caracteriza por su desagradable olor,
por su grito muy fuerte e inquietante, así como por su ferocidad cuando se
alimenta.
TIPO DE ALIMENTACIÓN.
Son carnívoros
y herbívoros, ya que comen roedores, lagartos, ualabís (que son muy parecidos a
un canguro), ovejas, aves de corral y todo tipo de animal pequeño, además de
carroña así como mamíferos nativos,
ratas canguro y potorúes, peces, frutas, materia vegetal, insectos, renacuajos,
ranas y reptiles.
A veces roban
zapatos y los muerden inspeccionan rebaños de ovejas olfateando las a unos 10 o
15 m de distancia y atacan si la presa está enferma.
Pueden correr a
25 km/h una distancia de 1,5 km. Existen informes de que pueden desarrollar una
media de 10 km/h durante largos períodos de tiempo en varias noches a la
semana, y que corren largas distancias antes de sentarse y permanecer inmóvil
durante hora y media, hecho que ha sido interpretado como evidencia de
depredación emboscada.
En ocasiones
pueden cavar para buscar cadáveres enterrados. Generalmente empiezan a comer
por el sistema digestivo de los animales muertos, la parte más blanda de su
anatomía, y a menudo se introducen en la cavidad resultante mientras comen.
Por término
medio, ingieren cada día aproximadamente el 15% de su peso corporal, aunque
pueden comer hasta el 40% de su peso corporal en 30 minutos si se da la
oportunidad.
Pueden eliminar
por completo todos los restos de un animal más pequeño, devorando incluso los
huesos y la piel si lo desean. Los diablos se han ganado la gratitud de los
agricultores de Tasmania, ya que la velocidad con la que se deshacen de un
cuerpo ayuda a prevenir la expansión de insectos que podrían dañar su ganado.
Se sabe que los
jóvenes en ocasiones se suben a los árboles; además de pequeños vertebrados e
invertebrados, los jóvenes suben a los árboles para comer larvas y huevos de
aves; también se les ha visto capturando aves.
Está comprobado
que la alimentación es un evento social para el diablo de Tasmania; esta
combinación de animal solitario que come en comunidad hace del diablo un caso
único entre los carnívoros.
Gran parte del
carácter ruidoso atribuido a estos animales es como resultado de su estridente
alimentación comunal. Esta conducta ha sido interpretada como un aviso a otros
demonios para que participen en la comida, evitando así que los alimentos se
pierdan por la podredumbre y se ahorra energía.
La cantidad de
ruido se correlaciona con el tamaño de la pieza. Los demonios comen con arreglo a un
sistema. Los jóvenes son activos al anochecer, por lo que tienden a llegar a la
fuente de alimento antes que los adultos.
Por lo general, el animal dominante come hasta que se harta y se va,
luchando contra todos los candidatos mientras tanto; los derrotados se retiran
con el pelo erizado y la cola erecta, y el dominante los persigue y les muerde
por detrás cuando puede.
Existen estudios
que evidencian que realizan unos veinte gestos distintos durante su
alimentación, entre los que se encuentra su característico bostezo amenazante y
once vocalizaciones diferentes que usan para comunicarse mientras se alimentan.
Generalmente
establecen su dominio solo mediante un sonido y una postura determinada, aunque
también se producen luchas.
Sus excrementos
son muy grandes en relación a su tamaño corporal, con un tamaño medio de unos
15 cm y con muchas deposiciones de 25 cm; son por lo general de color grisáceo
debido a los huesos ingeridos.
SU REPRODUCCIÓN.
Se dice que
las hembras comienzan a reproducirse cuando
alcanzan la madurez
sexual, generalmente a
los dos años de edad. A partir de este momento, son fértiles una vez al año, produciendo múltiples óvulos mientras
hace calor.
Como las
presas son más abundantes en primavera y a principios de verano, el ciclo
reproductivo del diablo comienza en marzo o abril, para que el final del
período de destete coincida con una mayor abundancia de alimentos a disposición
de los jóvenes. La gestión es de
aproximadamente 21 días.
El apareamiento tiene lugar generalmente entre febrero y marzo,
aunque estudios recientes lo sitúan entre febrero y junio, y lo realizan en las
guaridas o lugares resguardados durante el día y la noche. Los machos luchan
por las hembras durante la época de cría, y las hembras se aparean con el macho
dominante.
Las hembras
pueden ovular hasta tres veces en un período de 21 días, y la cópula puede
durar cinco o incluso ocho días. No son monógamos (en que el macho solo se
aparea con una hembra), quiere decir que las hembras copulan con varios machos
si no las vigilan después del apareamiento; los machos también copulan con
varias hembras durante la temporada.
Los machos
pueden engendrar hasta dieciséis crías durante su vida, mientras que las
hembras promedian unas cuatro temporadas de apareamiento y paren unas doce
crías; La tasa de embarazo es alta; hay registros indicando que un 80% de las
hembras de dos años de edad, tenían crías en sus marsupios durante una
temporada de apareamiento.
La gestación dura 21 días, y dan a luz a 20–30 crías que, como
en los marsupiales en general, se encuentran en un estado de desarrollo muy
incompleto, casi fetal, cada una con un peso aproximado de 0,18-0,24 gr. Al
nacer, las patas delanteras ya tienen dedos bien desarrollados y con garras; a
diferencia de muchos marsupiales, las garras de los recién nacidos no son
deciduas (no se reemplazan).
La hembra solo
dispone de cuatro pezones, por lo que tras el nacimiento la competencia es
feroz cuando pasan desde la vagina, en un flujo de moco pegajoso, hasta
alcanzar el marsupio, ya que solamente cuatro podrán alimentarse Una
vez dentro de la bolsa, cada uno de ellos permanece unido a un pezón durante
los siguientes cien días.
Por término
medio sobreviven más hembras que machos, y hasta el 60% de las crías no
sobreviven y alcanzan la madurez. Por lo general tienen tres o cuatro crías en
el primer año de reproducción, y menos el segundo y tercer año; muy pocos
diablos se reproducen durante cuatro años.
En una aparente
respuesta a la reducción de la competencia intraespecífica a causa de la enfermedad
de los tumores faciales que asola a
estos animales, las hembras en las regiones con mayor incidencia de la
enfermedad ahora son más propensas a reproducirse con tan sólo un año de edad;
la enfermedad también ha llevado a que la temporada reproductiva sea menos
definida, con nacimientos que se producen en cualquier momento a lo largo del
año. Las camadas nacidas de madres con esta enfermedad tienen más crías hembras
que machos.
Cuanto Llegan A Vivir.
Pueden vivir de
7 años a 8 años
DESCRIPCIÓN BREVE DE SU COMPORTAMIENTO.
Posee
una fuerza excepcional, sólo comparable a su coraje y su aspecto que puede ser
todo, menos tranquilizador, sobre todo cuando se enfrenta a un adversario
bufando y con la boca amenazadora abierta.
Su
nombre es debido a la agresividad que demuestra cuando es molestado.
Es un animal de hábitos nocturnos, pasa la mayor
parte del día en el interior de sus madrigueras o entre la espesura de la
vegetación.
DISTRIBUCIÓN Y
HÁBITAT.
Los diablos se
encuentran en todos los hábitats a la isla de Tasmania, incluidas las afueras de las zonas urbanas, y su área de distribución se extiende por todas las zonas continentales
tasmanas y a la pequeña isla de Robbins (situada al norte, y que se comunica con Tasmania
durante las mareas bajas).
Su hábitat
principal se sitúa en la zona de |precipitaciones entre bajas y moderadas del este y noroeste de
Tasmania, con preferencia hacia los bosques esclerófilos secos y zonas boscosas costeras. Aunque no se
encuentren en las zonas de mayor altitud de la isla, y su densidad de población
es baja en las llanuras herbáceas del suroeste del estado, su población es
elevada en los bosques esclerófilos secos o mixtos y brezales costeros.
Prefieren el
bosque abierto al bosque denso y los bosques secos a los húmedos. También se
encuentran cerca de caminos o carreteras donde sea frecuente encontrar animales
atropellados, a pesar de que a menudo sean los propios demonios los que mueren
víctimas de los vehículos mientras se están alimentando de la carroña en la
carretera. Según el
Comité Científico de Especies Amenazadas, su versatilidad implica que la
modificación o destrucción de su hábitat no se vea como una de las principales
amenazas para la supervivencia de la especie.
El demonio de
Tasmania se encuentra ligado directamente a Dasyurotaenia
robusta, un céstodo clasificado como «Raro» bajo la Ley de Protección
de Espacies Amenazadas de Tasmania de 1995; este parásito acintado sólo se
encuentra en los demonios.
MEDIO DONDE HABITA.
Terrestre. Vive en la Penumbra del bajo bosque y
sólo vive en la Isla de Tasmania.
TIPO DE ECOSISTEMA DONDE SE ENCUENTRA.
Zonas
de bosque y sotobosque.
Clima tropical, con calor continuo y lluvias
abundantes que caen sobre todo en verano.
DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DE LA ESPECIE.
Sureste de Australia en la Isla de Tasmania.
CARACTERÍSTICAS DEL MEDIO FÍSICO.
Luz, temperatura,
humedad, etc…
Su
relieve, el más montañoso de todos los estados, pone de manifiesto el hecho de
que la región forma parte geológicamente de la gran cordillera divisora en el
continente Australiano. El monte Ossa con 1, 617 m de altitud, es la cima más
alta de Tasmania que se eleva desde la meseta central. Una red de lagos y ríos
enlaza la superficie montañosa.
La
isla cuenta con una numerosa especie de plantas autóctonas.
El
clima de la isla es estable, templado y húmedo.
El demonio de Tasmania puede vivir en indiferentes
ecosistemas, las características del ambiente son diversas.
COMPORTAMIENTO DE LA ESPECIE.
Es un cazador nocturno y crepuscular, y pasa las horas diurnas entre arbustos densos o
en un agujero. Se ha especulado sobre la posibilidad de que haya adoptado sus
hábitos nocturnos para evitar la depredación por parte de las águilas y los
humanos. Los jóvenes son predominantemente crepusculares. No existen evidencias
de que en algún momento entren en estado de letargo.
Los demonios de
Tasmania no forman manadas, sino que pasan la mayor parte de su tiempo a solas
una vez destetados.
A menudo
utilizan tres o cuatro guaridas con regularidad; aprecian especialmente las
construidas con anterioridad por wombats para utilizarlas como madrigueras para
la cría, debido a su seguridad. También utilizan como guaridas lugares con
vegetación densa cerca de riachuelos, matas de hierba gruesa y cuevas. Los
adultos usan las mismas guaridas toda la vida. Dado su aprecio por una guarida
segura, se cree que algunas pueden haber sido utilizadas durante varios siglos
por varias generaciones de animales.
La temperatura
ambiente afecta a su termorregulación y comportamiento. Con temperaturas ambientales
entre 5 y 30 °C, los demonios pueden mantener una temperatura
corporal de entre 37,4 y 38 °C. En un estudio realizado, cuando la temperatura
se elevó a 40 °C, y la humedad al 50%, su temperatura corporal se elevó
rápidamente 2 °C durante 60 minutos, pero después disminuyó de forma constante
hasta la temperatura inicial a lo largo de dos horas y permaneció así durante
dos horas más; durante este tiempo, el diablo bebió agua y no mostró ningún
signo visible de incomodidad, lo que llevó a los científicos a considerar que
la refrigeración por evaporación y la sudación serían sus medios primarios de disipación térmica.
Un estudio
posterior encontró que los diablos jadean, pero no sudan para liberar calor
MECANISMOS DE ADAPTACIÓN.
Entra en actividad sobre todo por la noche para
protegerse de sus enemigos y tener más fuerza y seguridad para atacar, además
por su visión nocturna para poder atrapar a sus presas. Su pelaje es negro o
pardusco para que no sea distinguido en la noche.
GENÉTICA.
Creyendo que era
un tipo de oposum, el naturalista George Harris, que ya había presentado con anterioridad el tema
en la Sociedad Zoológica de Londres, publicó su primera descripción en 1807 como Didelphis
ursina, al apreciarle algunas características similares a un oso, como las
orejas redondeadas. Sin embargo, ese nombre binomial ya se había utilizado para describir al uómbat común (posteriormente reclasificado Vombatus ursinus)
por George
Shaw en 1800, por lo
que dicho nombre no podía ser utilizado. En 1838 un espécimen fue clasificado
como Dasyurus laniarius por Richard
Owen, pero hacia
1877 lo trasladó a Sarcophilus. En 1841 el naturalista francés Pierre Boitard le asignó su nombre actual, Sarcophilus
harrisii, en honor a Harris.
Una revisión
posterior de la taxonomía del diablo, publicada en 1987, proponía cambiar la
denominación de la especie a Sarcophilus laniarius, basándose en el
registro fósil descubierto en el continente, pero de solo unos
pocos animales; sin embargo esta propuesta no fue aceptada por la mayoría de la
comunidad taxonómica, y S. harrisii se mantiene y S. laniarius se
considera una especie fósil.
Los primeros
exploradores europeos de Tasmania lo llamaban «cachorro de Belcebú», en referencia a esta deidad, príncipe del
infierno y ayudante de Satanás, impresionados por sus chillidos nocturnos. En el
mismo sentido, y por la errónea consideración de este animal como feroz e
implacable, en el siglo XIX se le asignaron nombres como Sarcophilus
satanicus (amante de la carne satánico) y Diabolus ursinus (oso
diabólico).
El demonio de
Tasmania pertenece a la familia Dasyuridae. El género Sarcophilus contiene otras dos especies, conocidas sólo por
restos fósiles del Pleistoceno: S. laniarius y S. moomaensis. Las
relaciones entre las tres especies no están claras. Los análisis filogenéticos muestran que S. harrisii es el más
estrechamente relacionado con los cuoles.
Se cree que las
raíces de los marsupiales australianos se remontan a decenas de millones de
años, cuando la mayor parte del actual hemisferio
sur formaba parte
del supercontinente de Gondwana; se estima que los marsupiales tienen su origen en
lo que ahora es Sudamérica y emigraron a través de la Antártida, que por entonces tenía un clima templado. Al
producirse la degradación del suelo, se cree que los marsupiales se adaptaron a
la flora más básica de Australia.
Según el zoólogo
David Pemberton, los posibles antepasados del diablo puede que se vieran en la
necesidad de subir a los árboles para obtener alimento, lo que conllevó un aumento
de su talla y el desplazamiento a saltos de muchos marsupiales, y también
especuló que estas adaptaciones pueden ser la causa de peculiar modo de andar
de los demonios de Tasmania.
El linaje
específico del diablo de Tasmania se considera que pudo haber surgido durante
el Mioceno, y las pruebas moleculares sugieren una separación
de los antepasados de los cuoles hace entre 10 y 15 millones de años, cuando se
produjo un importante cambio climático en Australia, transformando el clima
cálido y húmedo en una edad árida y de hielo seco que causó extinciones
masivas.
Como la mayor
parte de sus presas murieron a causa del frío, sólo sobrevivieron algunos
carnívoros, entre los que se encontraban los antepasados del cuol y el tilacino. Se especula que el linaje del demonio puede haber
surgido en ese momento para llenar un nicho
ecológico en el ecosistema, como un limpiador que eliminaba la carroña
resultante de la alimentación selectiva del tilacino. El extinto Glaucodon ballaratensis del Plioceno ha sido considerado como una especie intermedia
entre el cuol y demonio.
En los depósitos
fósiles de piedra caliza de Naracoorte, Australia Meridional, datados como pertenecientes al Mioceno, se encontraron especímenes de S. laniarius que eran aproximadamente un 15% más grandes y un
50% más pesados que los demonios modernos.
Se encontraron
especímenes más antiguos, de unos 50-70 000 de edad, en Darling Downs (Queensland) y en Australia Occidental. No está claro si el diablo moderno evolucionó de S.
laniarius, o si ambos coexistieron; Richard Owen abogó por esta última
hipótesis en el siglo XIX, basándose en fósiles encontrados en 1877 en Nueva Gales del Sur. Grandes huesos, atribuidos a S. moornaensis,
se han encontrado en Nueva Gales del Sur, y se ha conjeturado que estas dos
especies extintas de mayor tamaño pueden haber sido cazadores y carroñeros. Se
sabe que había varios géneros de tilacinos hace millones de años, con especies
de distintos tamaños, donde las más pequeñas estaban más dotadas para el
forrajeo.
Dada las
similitudes entre el demonio y el tilacino, la extinción la extinción de
géneros coexistentes de tilacinos se ha citado como prueba para apoyar una
historia análoga para los demonios. Se ha especulado que el menor tamaño de S.
laniarius y S. moornaensis les permitió adaptarse a las condiciones
cambiantes con mayor eficacia y sobrevivir durante más tiempo que los
tilacinos.
Dado que la
extinción de estas dos especies se produjo cuando los humanos ya habitaban
Australia, la caza y la tala por parte de los humanos también se citan como
posibles causas. Los críticos de esta teoría señalan que como los indígenas
australianos sólo desarrollaron búmerans y lanzas para la caza hace unos 10 000 años, una
caída importante en las poblaciones debido a la caza sistemática es poco
probable; también señalan que las cuevas habitadas por aborígenes contienen una
baja proporción de huesos y pinturas
rupestres de demonios, lo
que podría ser una indicación de que no formaban parte significativa del estilo
de vida indígena. Por otra parte, un informe científico de 1910 afirmó que los
aborígenes preferían la carne de los herbívoros más que la de los carnívoros.
Otra de las principales teorías sobre la extinción apunta a que fue a causa del
cambio climático provocado por la época glacial más reciente.
Mientras que los
dingos están considerados como la principal causa para la
desaparición de los demonios del continente, otra teoría afirma que la causa
fue la creciente aridez del continente, y que la población de Tasmania no se
vio tan afectada ya que el clima se mantuvo frío y húmedo; de acuerdo con esta
teoría, el dingo habría sido solo una causa secundaria.
Como el diablo
es el pariente más cercano del tilacino, se ha especulado sobre la posibilidad
de revivir al extinto tilacino mediante la combinación de ADN tomado de muestras de estos animales existentes en
los museos, con óvulos de diablos actuales.
El genoma del demonio de Tasmania fue secuenciado en 2010
por el Instituto Sanger de Cambridge. Al igual que todos dasiúridos, el demonio tiene 14 cromosomas. Tienen una baja diversidad genética en comparación con otros marsupiales y carnívoros
placentarios australianos. Los brotes de cáncer facial están produciendo un
aumento del endocruzamiento (cruzamiento interno o consanguíneo). Una
subpoblación de demonios en el noroeste de la isla es genéticamente distinta de
otros demonios, pero no hay un intercambio entre los dos grupos.
ES UNA ESPECIE EN PELIGRO DE EXTINCIÓN.
Definitivamente está en riesgo de extinguirse. Afortunadamente ya hay
personas que están trabajando para conservar a esta especie puesto que se perfila posible a raíz que científicos hayan desentrañado las claves
de los tumores que diezman la especie y la ponen en peligro.
El enigma de este extraño cáncer es menor desde que
un equipo de expertos encabezado por la bióloga Janine Deakin de la Universidad
Nacional Australiana comparó el genoma de un demonio o diablo de Tasmania sano
con el de un ejemplar afectado por esta rara dolencia, que se propaga
rápidamente mediante contacto.
Los investigadores hallaron "que varios
fragmentos importantes de los cromosomas habían sido mezclados como un
rompecabezas que se ha armado de la manera incorrecta", según un
comunicado divulgado por la Universidad.
Antes, en un estudio publicado en febrero de este
año en la revista científica PLOS Genetics, el equipo de Deakin reveló que los
tumores que afectan al demonio de Tasmania (Sarcophilus laniarius) evolucionan
lentamente y han variado muy poco desde su aparición.
"Es algo inusual porque el cáncer
generalmente, en el caso del cáncer humano, evoluciona rápidamente y hay
grandes diferencias entre el tumor original y la metástasis", explicó
Deakin.
La jefa de la Escuela de Investigación Biológica de
la Universidad destacó que mediante la investigación "hemos confirmado que
el tipo de tumor que contraen los ejemplares de diablo de Tasmania es
genéticamente muy estable".
Según los expertos, una eventual extinción de este
animal causará un desequilibrio en el ecosistema de Tasmania ya que supondrá un
aumento considerable de la carroña en las zonas selváticas de la isla y
permitirá la multiplicación de las llamadas especies invasoras.
LA ESPECIE MUERE POR TUMORES CANCERÍGENOS.
En la actualidad, el diablo únicamente habita en
estado salvaje en áreas de la isla de Tasmania y en varios centros especializados
creados en el continente para aislar a ejemplares sanos de los animales
afectados por la enfermedad.
La alarma saltó a mediados de la década de 1990
cuando se detectó que este animal moría a causa de un tumor cancerígeno facial
que afecta sólo a esta especie.
Los expertos estiman que el 70 por ciento de los
ejemplares de demonio de Tasmania mueren antes de alcanzar los 18 meses de vida
a causa del cáncer y de los cambios en el ecosistema producidos sobre todo por
la introducción de especies invasoras, como la del zorro rojo.
El diablo de Tasmania, que a menudo contrae la
dolencia a través de las heridas que se producen en peleas con ejemplares
infectados, comienza a manifestar síntomas visibles de este cáncer con la
aparición en la boca de tumores que aumentan de tamaño hasta causar unas
deformaciones que impiden al animal comer para sobrevivir.
Este carnívoro está incluido en el listado nacional
de Australia de animales en peligro de extinción y también en la lista roja de
Naciones Unidas por considerar que en un plazo de 25 a 35 años puede
desaparecer si antes no se encuentra una cura al cáncer que diezma la especie.
El estudio servirá de
modelo para investigaciones del cáncer en humanos.
El siguiente paso de los científicos australianos
es descifrar el origen y las causas de la enfermedad, no sólo para salvar a
este animal de la extinción, sino también con el fin de que su estudio aporte
avances en la investigación del cáncer en los humanos.
"El cáncer que afecta al demonio de Tasmania
va a ser un modelo para estudiar varios tipos de cáncer que padecen los humanos
porque es estable, se desarrolla lentamente y proporciona una mejor oportunidad
para hallar particularidades que no se aprecian al estudiar el cáncer en el ser
humano porque todo pasa muy rápido", enfatizó.
En general, el
cáncer no es contagioso porque las células cancerígenas son distintas entre los
afectados y cuando son transmitidas son rechazadas por el sistema inmunológico.
Observado por
primera vez en 1996, el tumor
facial de los demonios de Tasmania (Devil facial tumour disease, DFTD) ha
devastado la población de esta especie, con una reducción estimada de más del
60% de sus individuos entre 1996 y 2010. La costa occidental y el noroeste del
estado son las únicas zonas donde los diablos se mantienen libres de esta
enfermedad. Los diablos infectados mueren a los 12-18 meses tras la infección.
Los primeros
síntomas dela DFTD son lesiones y protuberancias alrededor del hocico que
degeneran en tumores cancerígenos, esparciéndose por la cara y el resto del
cuerpo. Los tumores entorpecen la alimentación de los demonios, al punto que
éstos mueren por inanición. La extensión a otros órganos, con metástasis sistémica, e infecciones adicionales también son
una causa común de muerte. El cáncer puede invadir el corazón, y los tumores
son capaces de disolver partes del cráneo.
La enfermedad es
un ejemplo de cáncer transmisible, esto es, que es contagioso y pasa de un
animal a otro. Los científicos quitan los animales enfermos y ponen en
cuarentena a los diablos sanos por si la población salvaje llegara a
desaparecer. Como los diablos de Tasmania tienen unos niveles muy bajos de
diversidad genética y una mutación cromosómica única entre los mamíferos
carnívoros, son más propensos al cáncer infeccioso.
Las poblaciones
salvajes de demonios de Tasmania están siendo estudiadas para seguir la
expansión de la enfermedad y para identificar cambios en su prevalencia. Esta
vigilancia incluye atrapar demonios en áreas definidas para verificar la
presencia de la enfermedad y determinar el número de animales afectados. Al
visitarse la misma área repetidamente se puede caracterizar la expansión de la
enfermedad en el tiempo. Se ha establecido que los efectos a corto plazo de la
enfermedad pueden ser desastrosos.
El seguimiento a
largo plazo en múltiples zonas será esencial para establecer la persistencia de
la enfermedad y si las poblaciones se podrán recuperar de ella. El trabajo de
campo permite verificar la efectividad del método de combate actual, que
consiste en atrapar y sacar de su medio a los ejemplares contaminados. De esta
forma, se intenta lograr que más diablos sobrevivan hasta la edad de
reproducción.
Un estudio
publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences el 27 de
junio de 2011, aconseja escoger un grupo de cría genéticamente diverso,
definido por secuenciación de su genoma, como medida para su conservación. En
2011, se consideró que esta actuación costaría unos once millones de dólares
CONSERVACIÓN.
Ampliamente
distribuido a lo largo del continente australiano durante el Pleistoceno, había disminuido y quedó restringido a tres
poblaciones relictas a mediados del Holoceno, hace aproximadamente 3000 años. Algunas pinturas rupestres y un único resto fósil encontrado cerca de Darwin indican la existencia de una población
septentrional, y restos encontrados en el sudeste indican una población al
sudeste, que se extendía desde el margen este del río Murray a las
inmediaciones de Port Phillip, en Victoria; esta población se extendía por el norte de
Victoria y Nueva Gales del Sur. El incremento del nivel del mar durante el
Holoceno también contribuyó a la separación de poblaciones en Tasmania. El
tercer grupo estaba localizado al sudoeste de Australia Occidental, aunque los restos fósiles de esta ubicación han
resultado controvertidos.
Al igual que
otros muchos animales nativos, los antiguos demonios eran de mayor tamaño que
sus descendientes actuales. En 1972 se encontró un diente de diablo al pie de
un acantilado cerca de la ciudad de Augusta, en Australia Occidental, y lo
dataron como de una antigüedad de 430±160 años, un dato utilizado y citado en
numerosas ocasiones desde entonces.
Sin embargo, el arqueólogo australiano Oliver
Brown ha puesto en entredicho ese dato, indicando que la incertidumbre de los
autores sobre los orígenes del diente pone en dudas su edad, especialmente
teniendo en cuenta que otros restos siguen datados hasta la fecha como de 3000
años de edad.
Las causas de su
desaparición del continente no están claras, pero parece que su decadencia
coincide con la expansión por el continente de los dingos y los aborígenes australianos. Sin embargo se desconoce si la competencia con
los dingos, la caza directa o los cambios causados por la creciente población
humana, quiénes hace 3000 años ya utilizaban todo tipo de hábitats a lo largo
del continente, o una combinación los tres factores; los demonios ya habían
coexistido con los dingos en el continente durante aproximadamente 3000 años.
Brown también ha propuesto que el importante cambio
en los patrones de movimiento durante el
Holoceno de las corrientes marinas en la zona intertropical, que al diablo, como
carroñero con una vida útil corta, podría ser muy sensible a este cambio. En
Tasmania, donde no había dingos, los marsupiales carnívoros todavía eran
activos cuando llegaron los europeos al continente. Se conoce la exterminación
del tilacino tras de la llegada de los europeos, pero el demonio de Tasmania
también se vio amenazado.
Los tilacinos se
alimentaban de diablos, y los diablos atacaban a jóvenes tilacinos, y los
diablos pueden haber precipitado la extinción del tilacino. Mientras existió el
tilacino, aparte de los diablos que cazaban, también pueden haber ejercicio
presión sobre los medios de supervivencia del diablo, compitiendo por las
guaridas y los escasos alimentos. Se ha
especulado que los diablos pueden haberse vuelto más predadores y ocupado áreas
de acción más grandes para llenar la vacante dejada por el tilacino.
La alteración
del hábitat puede dejar expuestas las guaridas donde las madres crían a sus
jóvenes. Esto aumenta la mortalidad, ya que la madre dejaría la desprotegida
guarida con sus pequeños sujetos a la espalda, haciéndolos más vulnerables.
El cáncer en general es una causa común de muerte en esta
especie. En 2008 se encontraron altos niveles de productos químicos
potencialmente cancerígenos entre los demonios. Los resultados preliminares de
las pruebas solicitadas por el gobierno de Tasmania sobre los productos
químicos encontrados en el tejido graso 16 diablos mostraron altos niveles de polibromobifenilos (BB153) y niveles «razonablemente altos» de decabromodifenil
éteres (BDE209).
Posiblemente
debido a epidemias, se han producido al menos dos importantes caidas de
población de esta especie, una en 1909 y otra en 1950. En los años 1850 ya se
calificó como escaso.
Es difícil
estimar el tamaño real de la población de diablos. A mediados de la década de
1990, se calculaba una población de 130 000-150 000 individuos, pero es
probable que haya sido una sobreestimación. El Departamento de Industrias
Primarias y Agua de Tasmania en 2008 estimó su población total entre 10 000 y
100 000, de los que entre 20 000 y 50 000 serían individuos maduros. Los
expertos estiman que el diablo ha sufrido un descenso de más del 80% de su
población desde mediados de la década de 1990 y que sólo alrededor de 10 000-15
000 permanecen en su hábitat natural a partir de 2008.
En 2005 la
especie fue clasificada como vulnerable de acuerdo con la Ley de Protección de
Especies Amenazadas de Tasmania, y en 2006 con la Ley Protección del Medio
Ambiente y Conservación de la Biodiversidad de Australia, lo que significa que
estaría clasificado como en «término medio» de peligro de extinción. La UICN en su Lista Roja clasificaba al diablo de Tasmania como especie
bajo preocupación menor en 1996, pero en 2009 lo reclasificó como especie en peligro de extinción.